Una cercanía peligrosa.
La pelinegra se subió al coche de su ex marido. Se sentía incomoda y molesta, pero no podía darse el lujo de perder esos permisos.
El coche avanzó un poco y comenzó a hacer un ruido molesto, eso era porque Angy no se había abrochado el cinturón de seguridad.
El CEO Darkok detuvo el coche, se sacó su cinturón, y se dispuso a abrocharle el cinturón a su ex esposa. El se estaba acercando demasiado, sus labios estuvieron a nada de rosar los de Angelic. La joven arquitecta no pudo evitar aspirar el aroma de la loción de su ex marido. En esos momentos se arrepentía de haber venido a esa cita con él, pues todavía no lo había olvidado.
— Listo, vámonos ya. ¿En dónde te estás quedando? Espero que no hayas tenido la osadía de irte a vivir con el imbécil ese cuando apenas firmaste el divorcio conmigo.
— ¿Y qué si lo hice? Soy una mujer libre, ¿No fuiste tú acaso el que pidió su libertad primero? Tú viejo amor regresó, nunca pudiste olvidarla, pues bien, ya eres libre para hacer todo