Un encuentro casual, o destino.
El joven heredero Darkok, era muy espléndido con Marina, ella se encargaba de contarles a todos que su nombre vió se desvía por ella y que cumplía todos sus caprichos.
También decía que pronto estarían comprometidos y que se casarían en una lujosa boda, que ella sin duda sería la señora Darkok en el futuro.
Sus amigas no lo dudaban, sabían que llevaban años de relación, en su mayoría porque la socialité no se le despegaba al apuesto heredero, no era tan tonta como para dejarlo escapar ese gran partido.
Con frialdad, y callado como siempre, dijo a la chica que no la podía atender, que se marchara a casa y que después le llamaría.
La rubia no tuvo más remedio que marcharse del lujoso penthouse, tomó de la sala el estuche que contenía un fino collar de perlas, era algo que podías comprar del escaparate de la tienda de joyas, pero sin duda era bastante costosa.
(...)
Al día siguiente los jóvenes CEOS se reunieron en la compañía Darkok, la sala de juntas estaba preparada par