Muero por conocer a mi nieto.
En el corazón de los padres, sus hijos siempre serían especiales, y ese bebé de redondos ojos azules no era la excepción.
El CEO recordó que era hora de avisar a su familia, sus suegros, y sus amigos que el bebé ya había llegado al mundo. Marcó al celular de su padre para darle la noticia.
Abajo, en la sala de estar, el magnate se apresuró a contestar.
— Doménico ya está llamando.
Todo el mundo se puso a la expectativa de lo que diría.
— Papá, ¿Dónde estás?
— ¿Dónde voy a estar? Tu madre y yo estamos en la sala de espera junto con tus suegros y el CEO Darkok y Mendoza.
— ¿Con que esos dos siguen ahí?
— Si, aquí siguen, ¿Por qué?
— Más les vale... — Amenazó el hombre. Papá, te llamo para decirte que el niño ya nació, está conmigo en el tercer piso, en la habitación mil doscientos veinte.
— ¡¿Ya nació..?! ¡Felicidades por tu segundo hijo, Doménico! Enseguida vamos para allá para conocerlo.
El abuelo paterno no quiso preguntar todavía sobre la condición de s