Una mano derecha muy especial.
La actitud de Doménico tenía desconcertados a todos en la habitación.
No era que desearan que estuviera sufriendo y llorando, pero estaba extremadamente feliz, se preguntaban si se encontraba en negación.
El CEO Lombardi avanzó hasta su nieto. Su hijo se lo puso en los brazos, las demás personas no podían apreciar bien su rostro, simplemente estaban a la expectativa. Entonces lo vió, Donovan vió el regordeto rostro de su nieto.
— ¿Pero... qué es esto...?
De pronto el abuelo se puso al bebé en el pecho, el duro hombre estaba ahogado, sus azules ojos soltaron dos gruesas lágrimas. No las pudo evitar, y tampoco lo quería.
Las abuelas se llevaron las manos a los labios para callar el sonido ahogado de sus gargantas. Algo debía de estar muy mal como para que ese hombre tan imponente, derramara lágrimas.
— ¿Qué pasa, Lobardi? Déjame ver al bebé, ¿Tan mal está? ¿Nació con una deformidad...? — El abuelo materno ya no soportó la zozobra, tenía que saber cuál era la situación rea