Mi esposa está muy antojadiza.
El CEO que siempre Solía ser el dominante, quien controlaba todo, el que insistía a su esposa para que le permitiera hacerle el amor, ahora su esposa lo estaba tratando de seducirlo.
— Angelic, estoy cansado, he tenido un día muy pesado, solo quiero descansar. Trata de dormir, no debes excederte aunque pienses que te sientes bien.
El CEO se negaba, seguía muy molesto con su mujer.
Angelic en cambio se estaba mostrando muy atrevida, ella le acariciaba el abdomen, Dimitrir tenía una tableta de chocolate ahí, estaba muy marcado.
La traviesa mano de la bella pelinegra ya estaba tocando la polla despierta de su marido.
— No voy a ceder esta vez, Angelic, me hiciste pasar la vergüenza de mi vida en el hospital, además Vladimir y yo salimos muy asustados a buscarte. Deja de tocarme que no te voy a hacer el amor.
Pero el toque de su amada, los besos en su cuello, en su espalda y su respiración entrecortada, lo estaban haciendo caer ante sus encantos.
— Dimitrir, tu miembro q