Los negligentes padres han llegado.
En el hospital, Domenico y Stella no se separaban de su hijo, estaban al pendiente de cualquier cambio que pudiera tener.
La madre acariciaba los cabellos de su pequeño, esperaba que despertara y poder escuchar su voz, Le mataba la espera.
— Doménico, Lucano no despierta, ¿Por qué no despierta si ya tiene mucho tiempo dormido? Debería abrir los ojos y mirarme, debería hablarme, decirme si le duele algo para poder ayudarlo. — Stella se sorbió la nariz. Era demasiado para soportar para cualquier madre ver a su hijo en tan mal estado.
— Tenemos que darle tiempo, por ahora está descansando, pero vas a ver qué en cualquier momento va a despertar, por ahora los estudios que nos han entregado han resultado bien, no tiene traumatismo craneoencefálico, tampoco tiene fractura de mandíbula.
— Si, lo sé, pero todavía nos falta saber como tiene los órganos internos, me aterra pensar en que tenga algo lastimado por dentro. Que su vida se complique y que no vuelva a ser el.niño que un día