Enfrentar a sus esposas y decirles que sus hijos no regresarían, fué bastante difícil para los empresarios. Las mujeres que se creían intocables lloraron porque ya no tendrían a sus mal portados hijos
El odio y el rencor se instaló en los negros corazones de esas esposas que no supieron ser buenas madres y criar en la decencia y valores a sus engendros.
(...)
Por la mañana temprano, Angelic terminaba de poner la corbata del uniforme de Vladimir, Dimitrir se vestía mientras tanto en el enorme armario de la habitación conyugal.
— Mamá, ¿Podemos ir a visitar a Lucano hoy por la tarde? Quiero saber si ya se encuentra mejor. ¿Sabes si descubrieron quien lo agredió?.
— Ya dieron con los culpables, incluso los castigaron severamente, fueron llevados a un internado especial para delincuentes en potencia. — Respondía la madre mientras observaba a su apuesto hijo.
— Vladimir, no te demores mucho, bajemos a desayunar, te dejaré de pasada en el colegio antes de ir a la compañía.
—