Emiliano miró con esos penetrantes ojos verdes tan hermosos que había heredado de su padre, a su esposa, ella lo estaba provocando deliberadamente.

— Buen intento, esposa, pero no te vas a escapar de los alimentos, debo cuidar de ti y del bebé, pero te prometo que más tarde esta noche cumpliré todos tus deseos.

Angela dejó escapar el aire, su marido era muy estricto, no se desviaba del camino tan fácilmente, su deber estaba antes que todo, y para él su salud y la de su hijo eran prioridad.

— Está bien, quiero una langosta, la más grande del menú. — Pidió la adorable ojigris, ella era tan bella, como la princesa más hermosa que Emiliano alguna vez hubiese conocido, él definitivamente estaba muy enamorado de su mujer.

(...)

En la escuela de música, a Sofía Llanos le había ofrecido hacer una gira mundial abriendo los conciertos de un famoso pianista y un cantante de opera, habían visto unos videos en internet donde ella tocaba y habían quedado muy impresionados con su talen