Devolviendo ese único obsequio.
Ambas chicas quedaron sorprendidas al ver al gallardo heredero de ojos azul claro como representando el helado mar de Rusia, haciéndose presente en el lugar.
— ¿Qué demonios crees que haces?
La rubia se removía de su agarre, pero no lograba soltarse.
— ¡Suéltame! ¿Cómo te atreves a lastimar a una dama?
— Yo solamente veo a una dama aquí, y esa no eres tú, ¿Rafaela, estás bien? Ya me he enterado de que esta chica no tiene educación, y que está aquí para perseguir a Vladimir, como bailaron una pieza, seguro que está celosa de tí, pero esta no es la manera en la que se comporta una señorita de sociedad.
La grave y segura voz del heredero Ivanov, defendía sin duda a la chica que le gustaba.
— ¡Tú! ¡No tienes idea de nada, ella está tratando de quitarme a Vladimir, solo mira, esos costosos pendientes de dos millones y medio de dólares que lleva puestos él se los compró en una exclusiva joyería del centro comercial Paradise, y yo estaba ahí, nadie me lo ha contado!
Dono