—Sean bienvenidos —expresó Kevin con una sonrisa encantadora.
—Yo definitivamente ya no estoy para estos viajes —bromeó Isabel, soltando un suspiro teatral—. Cuando anuncien que estás embarazada, en lugar de festejar con un viaje, organizaremos una gran fiesta.
Sus palabras provocaron que su nieto y Leah solo sonrieran.
—Pasemos a la sala —indicó Kevin—. Señor Leandro, ¿cómo estuvo el viaje? —preguntó mientras Andrea, Leah e Isabel avanzaban conversando sobre las comidas típicas que querían probar durante su estancia.
Una vez dentro de la villa, todos se acomodaron, disfrutando de una conversación amena. Kevin, con naturalidad, colocó su mano sobre el muslo de Leah. Ella se tensó al instante, aún le resultaba vergonzoso aquel tipo de contacto frente a su familia. Sin embargo, no podía hacer nada: su padre parecía aprobar la escena. Isabel, en cambio, lanzaba miradas asesinas a su nieto, recordándole con solo los ojos que aún no había olvidado aquel beso con Verónica en su oficina