Leah bajó la cabeza, esperando la orden de Kevin para retirarse, pero el hombre tomó el móvil y lo guardó en su bolsillo.
—Por hoy ya no hay reuniones. Estás libre —dijo con tono firme—. Arturo te llevará de vuelta a la Villa.
—Okey —respondió Leah, tomando su bolso y saliendo de la estancia sin mirar atrás. Kevin se quedó hablando con Arturo, dándole instrucciones para acompañar a la mujer.
Unos minutos después, ya dentro del vehículo, el teléfono de Leah comenzó a sonar. Al ver el número desconocido, dudó un momento, pero contestó.
—¿Hola? —dijo con un leve temblor en la voz; no acostumbraba a recibir llamadas.
—Habla Henry. ¿Tienes libre para aceptar cenar conmigo? —La voz masculina la tomó completamente por sorpresa, quedando unos segundos en silencio.
—¿Estás ahí, Leah? —insistió él.
—Oh, sí, Henry. Lo lamento, estoy fuera del país y no tengo una fecha precisa de regreso —respondió con cierta torpeza, mientras Arturo, al lado del chófer, fruncía el ceño al escuchar el nom