CAPÍTULO 48 AMOR Y REDENCIÓN
Kereem…
Todo el puto lugar se movió durante horas como un reloj a punto de estallar. Agentes encubiertos, militares entrenados para matar con las manos. Códigos en pantallas, rutas marcadas, micrófonos probando canal.
Pero yo solo quería una cosa; que nos dieran la orden de salir.
—Listos en tres —dijo el general frente a nosotros, señalando el plano digital sobre la mesa—. Este es el lugar. Un galpón de congelados. Antiguo, sin cámaras oficiales, sin personal de cobertura. Un punto ciego, perfecto para esconder algo… o a alguien.
“Alguien.” Zahar en este caso, y espero que rezaran e hicieran todo porque ella estuviera bien. En cuanto a Kendra, la estrangularía con mis propias manos, sin importar lo que esta maldit@ misión significara después.
Asad estaba a mi derecha, en silencio. Vendado, firme, pero no me despegaba los ojos… de igual forma él sabía perfectamente lo que iba a pasar si algo salía mal.
—Nos dividiremos en tres unidades —continuó el general