CAPÍTULO 73 AMOR Y REDENCIÓN
Kereem…
El día empezó con risas.
El palacio estaba lleno de globos, luces, y ese sonido que sólo los niños saben crear cuando el aire está lleno de vida. Era el cumpleaños número cuatro de Rael, y por primera vez desde hacía meses, dejé los informes en el escritorio.
La terraza principal estaba decorada con los colores que él eligió: azul y negro. Janna estaba con Zahar riendo mientras Bahar conversaba con Jade, ya seis años, y Jalil junto a sus dos hijos, Jamil y Adem, mientras que Emré hablaba bajo con Asad. Noté que Zahar se movía entre toda la familia con la elegancia que siempre la distingue, pero con ese brillo en los ojos que sólo aparece cuando se trata de su hijo.
Rael corría por todo el jardín con un pequeño turbante desacomodado, las mejillas encendidas, riendo y llamando a todos.
—¡Papá, mírame!
Levantó un arco de juguete y disparó una flecha que apenas voló un metro.
Aplaudí igual.
—Eres un soldado —le dije—, pero aún necesitas puntería.
—¡Com