CAPÍTULO 74 AMOR Y REDENCIÓN
Kereem…
Hay noches que no se repiten y hay silencios que no regresan jamás y esta… era una de esas noches.
De pie, en la terraza norte, con el fuego titilando frente a mí y la herida vieja del pasado… finalmente en calma.
Tenía una copa entre los dedos, whisky, el puro encendido y una certeza repicándome en el pecho: Lo lograste… Llegaste, no a un trono, algo mucho más difícil y mucho más valioso, sino a la paz.
Recordé la última sonrisa de mi padre y su lágrima limpia. Una que no venía del dolor, sino de otra cosa más profunda: orgullo.
Sus palabras aún me retumban:
“Rael es tú… pero con la paz que te faltó.”
Cerré los ojos frente a esa frase.
Fue como cerrar un capítulo que pensé que nunca acabaría.
El capítulo en el que yo tenía que luchar cada día para demostrar que merecía vivir, hoy… ya no lucho por eso… Hoy… vivo por ellos…
Rael tiene ocho años, y cree que ya debe acompañarme a cada reunión de Estado.
Esta mañana apareció en mi despacho con un cuade