MI HIJO SE QUEDA.
MI HIJO SE QUEDA.
Durante todo el camino, Naomi no dijo una sola palabra, solo abrazaba con fuerza a Derek, que seguía preguntando si los hombres malos volverían. Daniel apretó el volante con impotencia al escuchar a su hijo; nadie podía atreverse a asustar a su hijo de esa manera y salir bien librado, por supuesto, les haría pagar, pero primero tenían que llegar a casa.
Una vez que llegaron a la mansión, Renata salió a recibirlos. Y por la expresión de su cara, adivinó que el ama de llaves ya la había puesto al tanto.
―Mamá, llévate a Derek y encárgate de él esta noche ―dijo Daniel, tan pronto la vio.
Renata no dijo nada; la cara de su hijo le decía que estaba muy enojado.
―Sí ―le sonrió al niño y lo tomó en sus brazos.
El pequeño Derek rodeó el cuello de su abuela y miró a su mamá mientras le hacía adiós con su manita. Naomi lo miró con el corazón apretado y la culpa carcomiéndola.
―Ahora tú y yo vamos a hablar ―gruñó Daniel y la agarró de la mano, prácticamente arrastrándola