CARRERA CONTRA EL TIEMPO
Daniel, con el corazón latiendo a mil por hora, vio a lo lejos una figura familiar. Resultó ser Derek y sin pensarlo dos veces, él detuvo el auto en seco, dejando tras de sí una estela de polvo y grava. Se bajó a toda prisa y corrió hacia su hijo con un temor que le roía las entrañas.
―¡Derek! ―exclamo, abrazándolo y besándolo con un alivio desbordante.
―Papá, mamá… está atrapada ―dijo Derek, con los ojos llenos de lágrimas y terror.
El corazón de Daniel se detuvo por un instante. Sostuvo los hombros de Derek, y lo miro a los ojos, intentando encontrar en ellos la calma que ambos necesitan.
―¿Dónde está tu madre, Derek?
―En el galpón ―respondió el niño, señalando hacia donde el humo comenzaba a serpentear hacia el cielo.
Sin perder un segundo, Daniel tomó a Derek en brazos y lo metió en el auto.
―Quédate aquí y no salgas ―le ordenó con voz firme pero cargada de preocupación.
―Pero ¿vas a salvar a mamá?
Daniel se detuvo un momento, su mirada perdida en el horiz