SIN ESCAPATORIA
Derek ya estaba cansado de jugar y fue donde su madre.
―Mami, tengo sed y hambre.
Naomi sacó un jugo del bolso y se lo dio.
―Creo que ya fue suficiente, cielo, es hora de ir a casa.
―¡Sí! ―el pequeño Derek dio pequeños saltos ―quiero ver a la abuela y a papá.
La sonrisa de Naomi se esfumó lentamente. Nunca hubiera imaginado que Derek se apegaría en tan poco tiempo a Daniel, pero se dijo que no sería fácil al principio para él la despedida.
«Pero es un niño y los niños se acostumbran, ¿verdad?»
Con ese pensamiento, se puso de pie, guardó el termo y luego tomó la mano de su hijo.
―Vamos mi amor, vamos a casa.
Apenas y había caminado unos metros lejos de la entrada del parque cuando Igor y sus hombres bloquearon su camino. Ella se paralizó en el instante y su cara se volvió pálida.
―¿Igor?
El hombre sonrió malvadamente y se burló.
―¿Creíste que podrías escapar de mí, Niky…? O no, no te llamas así, tu nombre es… Naomi, ¿verdad?
El corazón de la mujer latía a toda velocidad