Inicio / Mafia / Kaem: Perversión en la Bratva / 1° Después de tantos años
1° Después de tantos años

Kaem

Entro en la mansión Ivanov hecho una furia, los boyevik al verme bajan la cabeza. En el camino me encuentro con Raúl el cual ya es bastante mayor pero fiel a mi padre.

— ¿Dónde está?

— Te espera en su despacho.

— ¿Mi madre está aquí? — él niega con la cabeza.

Agradezco que mi madre no esté aquí y así se pueda ahorrar otro disgusto sobre el Boss y yo. Me adentro en el despacho sin tocar la puerta, este me espera sentado en el mueble de cuero negro con un vaso de vodka rusa entre sus manos. Él al verme me sonríe con arrogancia, esa misma sonrisa que siempre expresa cuando ha conseguido una victoria; sin embargo, me trago todo el disgusto que llevo conmigo y me quedo parado con ambas manos al frente esperando la orden de él.

— ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos Kaem?

Silencio.

— Recuerda que aparte de ser tú padre, también soy el Boss. ¡Responde de una maldita vez! — vociferó.

— El día de mi cumpleaños, Boss.

— ¿Y qué te dije ese día?

Cierro los ojos y paso saliva para no apreciar ese sinsabor de mi boca.

— ¿Qué dije? — vuelve a preguntar.

— Que era hora de sentar cabeza. — Me expreso sin importancia.

Él asiente complacido. — ¿Habrá boda pronto? — le da un trago a su bebida — He pasado toda mi vida sirviendo para esta organización y necesito mi jubilación. No vas a cometer mis mismos errores del pasado Kaem, me casé casi a los cuarenta porque le huí muchas veces al compromiso y no le presté atención a las reglas establecidas de la Bratva. Pero tú marcarás la diferencia entre tu y yo, para eso te crié como lo hice.

Bufo.

— ¿A dónde quiere llegar, Boss?

— Te doy hasta el mes de octubre para que te cases y poder darte el trono como Boss de la mafia rusa. — empuño mis manos hasta dejar mis nudillos blancos — Tienes un mes, y si no acatas mi orden yo buscaré con quién te casarás. ¿Entendido?

Asiento.

— Es más decir que tiene que pertenecer a la Pirámide. Mi apellido no lo tendrá cualquiera...

— ¡Basta! — grito — No soy un niño al cual tienes que decirle qué hacer.

— Entonces compórtate como un hombre y te dejaré de tratar así. — se levanta — Desde que cumpliste los dieciocho años estoy esperando para cederte el trono, ya han pasado dos años de eso. Me he tenido que aguantar para no disgustar a tu madre pero hasta aquí se colmó mi paciencia. Eres el maldito Underboss y te la pasas en carreras de coches y motos ilegales. ¿Cuándo madurarás?

— No me quiero casar...

— No me importa si quieres o no, lo harás carajo.

La puerta se abre y es como si un destello de luz apareciera calmando todo a su paso. Mi madre entra con la elegancia que la representa, lleva el cabello recogido en un moño sin dejar un mechón suelto, un vestido ceñido a sus curvas y esa sonrisa que tanto me tranquiliza.

— Mi chiquito, que sorpresa tenerte en casa. — me abraza con efusividad — Me imagino que has venido a recibir a tu prima Lianys.

— Ella no es mi prima, mamá. — ruedo los ojos.

— No lo serán de sangre pero se han criado juntos, y deja de estar volteando los ojos jovencito que quedarás virolo. — me reprende.

— La mujer más hermosa de mi vida, mi pequeña Diosa. — alega el Boss fascinado con mi madre. Todo ese enojo que había en él hace unos minutos desapareció ante su llegada.

Mi madre dirige su vista hacia él y noto el brillo en sus ojos, como si fuera la primera vez que se vieran. Akem le extiende la mano y ella la acepta enseguida, besa el dorso de su mano y luego sus labios. La fascinación que tienen ambos uno hacia el otro es lo que hace que a veces crea que realmente pueda conseguir a una mujer que me ame tanto como mi mamá lo hace por mi padre.

Pero luego recuerdo mi pasado, mi cicatriz, mis tormentos y todo se me pasa.

Ninguna mujer puede ser castigada por mi pasado. No merece sufrir también.

— ¿Por qué estaban tan alterados cuando llegué? — pregunta mamá enrollando su brazo con el de él.

— No te preocupes, pequeña. — el Boss y yo intercambiamos miradas — Solo felicitaba a nuestro hijo.

— ¡Oh! ¿Qué celebramos?

— Nuestro querido Kaem ha decidido formar una familia, se casará muy pronto.

Ella abre los ojos como platos sorprendida y sonríe no muy convencida.

— ¿Quién es la afortunada?

— Es...

— Muy buenas tardes familia.

Escuchar esa voz con el peculiar acento español que la caracteriza pone mi piel de gallina. Lianys entra muy emocionada abrazar a mis padres y a mí me ignora por completo, recorro mi vista por todo su cuerpo y vaya que ha crecido, ya no es la adolescente de quince años que ví hace tiempo.

Es toda una mujer.

— Estás preciosa mi niña, que gusto tenerte nuevamente aquí.

— Espero que no tengas ningún noviecito por ahí. — sentencia el Boss.

— De eso hablaremos más tarde hermano — aparece Boris —. Tú niña me ha decepcionado.

¿Será que ella...?

— ¿Qué hiciste Lianys? — pregunta la Reina de la mafia.

Silencio en el lugar.

— Tía yo...

— Habla Lianys Lascater Bolat, tu tía te está preguntando. — por primera vez en mis veinte años, veo a Boris molesto.

Lianys cruza miradas conmigo y puedo ver la culpa en su mirada, sus ojos se empañan de lágrimas y sale corriendo del despacho del Boss. Por inercia la persigo, ella corre sin parar hasta adentrarse en el bosque, las ramas rotas y las hojas pisadas no la hacen parar, es más, aumenta el ritmo.

— Lianys detente. — ella continúa — Pistacho.

Al llamarla por el apodo que de niños le decían, se detiene en seco. Noto como sus manos inician a temblar pero no me atrevo a acercarme.

— ¿Qué has hecho?

— Eso no te incumbe. — susurra.

— ¡¿Qué demonios has hecho?! — me exaspero.

— Mi padre me encontró en la cama con...

— No sigas, callate mejor. — me paso las manos por el cabello azabache.

Ella al final se gira, corre hacia mí y me abraza.

— No es lo que piensas, Kaem.

— No me debes ninguna explicación. — la separo de mí — Solo atente a las reglas de la organización, caerán sobre ti.

Y sin más nada de que decir, la dejo sola en el desolado bosque.

______________°____________

Lianys

Miro por la ventana de mi habitación como caen con fuerza las gotas de densa lluvia. Lágrimas silenciosas caen de mis ojos al recordar la mirada de decepción de Kaem, pensé que ya no le quedaba humanidad pero hoy la vi y hoy también la perdí.

Hice todo lo que estuvo a mi alcance para que él se fijara en mí, y por un momento dado estaba a punto de funcionar hasta esa noche.

Esa noche cambió todo en él y no regresó ese chico dulce que tanto me cuidaba.

Tocan dos veces la puerta, y doy la autorización para que pasen.

— ¡Amiga! Estás aquí. — Saskia me abraza muy emocionada desde atrás, así que aprovecho de secarme la cara con las manos — ¿Qué tienes?

Me pregunta cuando quedamos cara a cara.

— Nada, la lluvia me pone nostálgica.

— A mí no me vengas con ese cuento, bombón. — me arrastra hacia la cama y nos sentamos juntas — ¿Por qué Boris está tan molesto hablando con mi padre?

Miro hacia otro lado.

— ¿Acaso lo ofendiste? — asiento.

— Por Dios Lianys.

Me abraza y vuelvo a llorar en su hombro. Mi amiga me acaricia la espalda para tranquilizarme, argumentando que todo pasará, que lo deje estar.

— ¿La organización ya lo sabe?

— ¿Por qué crees que están reunidos en el despacho del Boss? — absorbo los mocos — Estoy perdida.

— Te obligarán a casarte ¿cierto? — me quedo callada como respuesta — Te entiendo perfectamente.

Me quito las lágrimas de las mejillas con brusquedad y cambio totalmente el tema.

— ¿Cómo te va con Jerome?

— Bien, él siempre ha sido muy respetuoso conmigo. — baja la mirada.

— ¿Tienen fecha de la boda?

— Será después del Miss Rusia. — se encoge de hombros — Él quiere que me concentre netamente en lo que a mí me apasiona y luego el matrimonio.

— Si te pregunto algo ¿Te molestarás? — niega — Bueno... ¿Aún te sigues viendo con el hijo de Raúl?

— Ahora es mi guardaespaldas. — abro enormemente los ojos — Mi padre vió las buenas habilidades que él ha desarrollado en la formación como soldado de la mafia roja y como el Boss sabe que por lo del concurso tengo que estar viajando y Jerome tiene sus propios negocios con mamá, me lo asignó.

— Y...

— No me he acostado con él. — se muerde el labio — Pero si nos hemos besado.

Chillo emocionada por ella. Al menos ella le ha podido demostrar sus sentimientos al chico que ha amado desde niña. La puerta se abre por mi tía Arabella haciendo que nos callemos en seco.

— No tienen que quedarse calladas, estoy informada de todo. — confiesa.

— ¿Nos has escuchado? — cuestiona Saskia ofendida.

— No, hija. Las he estado vigilando. Al igual que Mikhaila y Sasha. — se sienta también en la cama — Relajense, no se los diré a sus padres.

Siento que suelto todo el aire que contenía mis pulmones.

— Solo te digo una cosa Saskia, no me parece justo lo que le haces a Jerome. — Arabella fulmina con la mirada a su hija y esta asiente — Y tú Lianys, sé que Boris ha exagerado todo.

— ¿Como así? — pregunta mi amiga.

Mi tía suspira y rueda los ojos. — Tengo vigilancia oculta que pertenece a la mafia italiana que las protege de incógnito. Tengo informes, fotos y videos de las personas que están a su alrededor. Y con el muchacho que tu papá te encontró no llegó a nada ¿Verdad?

Asiento.

— O sea... ¿No me casaré? — sonrío con ilusión.

— Si por mi fuera, no lo harías pero tu padre y la organización está muy ofendida por ese apto. Recuerden que la Bratva sigue siendo machista y misógina, por lo tanto, una mujer que pertenezca a la mafia roja tiene que ser casada virgen con un Capo de la Pirámide.

Me levanto indignada y observo por la ventana.

— ¿Con quién me casaré?

— Con el hijo del Capo de la mafia alemana. — suspira — Esta misma semana.

— ¿Qué? Pero si no lo conozco. — expreso sobresaltada — Boris Lascater me va a oír.

Salgo furiosa de la habitación y bajo las escaleras a una velocidad exorbitante. Algunos boyevik me tratan de detener pero por una orden me dejan en paz.

— Que sea la primera y la última que la vuelven a tocar. — sentencia Kaem — A la próxima perderán ambas manos.

Ellos se echan para atrás dejándonos solos. Controlo mi impulso de abrazarlo y sin más abro la puerta del despacho del Boss, el cual están exclusivamente los dos.

Mi padre al verme me mira mal y yo a él, no me importa si es lo único que me queda en la vida pero no voy a permitir que maneje mi futuro como se le antoje.

— No me mires así, Lianys. — sentencia Boris.

— Te miro como quiero, papá. — digo entre dientes — ¿Cómo se te ocurre hacerme esto? Si quieres me puedo mudar a Rusia y dejar España atrás, pero no me obligues a casarme con un hombre que ni conozco.

— Te casarás y punto.

— Prefiero entonces la muerte, Boris. — lo llamo por su nombre — No me ataré a una vida que no quiero solo por tu enojo. ¿Es este tu castigo?

— Entiende que nadie de la organización cree que aun sigues siendo una señorita, nadie quiso formalizar nada contigo. Así que tuve que recurrir hacia otros Capos.

Cojo el jarrón de la mesita y lo lanzo al suelo.

— Eres un machista egoísta. Solo porque soy mujer me acusas por ser una pecadora y nunca cometí el pecado. Te juro que si fuese hombre, me dijeras que me follara a toda mujer que me diera la gana pero como soy todo lo contrario ¿permanecer casta para solo un hombre? ¿para eso es a lo que sirvo? Un vientre libre para dar muchos herederos a la organización.

— Lianys, no trates de hacerme sentir mal...

— Tu me rompiste por completo al tomar esa decisión. Si me caso, lo haré con alguien que por lo menos conozca.

— Conmigo. Lianys será mi esposa. — dice con absoluta firmeza el Underboss.

El Boss se levanta y sonríe con orgullo, en cambio mi padre no.

— No doy mi consentimiento.

— Tampoco te lo estoy pidiendo. Soy Kaem Ivanov, sucesor al trono. Deseo y ordeno que ella sea mi mujer, la Dama de la mafia rusa.

Él se sitúa a mi lado y me coge de la mano. Observo nuestras manos unidas y siento que el corazón se me quiere salir.

— Tienen mi bendición. — alega el Boss.

— Para pasado mañana, será la boda.

Dicho esto, me aprieta la mano y me saca del despacho completamente molesto. Subimos las escaleras, abre la puerta de su habitación y me hace entrar en ella. Me acorrala contra la pared haciendo que levante la cabeza para poder verle la cara.

— ¿Por qué me ayudas Kaem?

— No te confundas, hermosa. Tú tienes que casarte y yo tengo que hacer lo mismo para ser Boss. Este matrimonio será por conveniencia, firmarás un contrato.

Me quedo muda.

— Y te aclaro algo de una sola vez. — nuestros labios se rozan — Entre nosotros no habrá ningún heredero, no deseo tener un hijo. Por lo tanto buscaremos un método para que no salgas embarazada.

Me rio.

— ¿Y quién te dice que quiero acostarme contigo? — sonrío y él se me acerca más.

— Lianys, tú y yo sabemos que terminarás en mi cama. — besa mi cuello produciendo que se me escape un gemido — No te puedes resistir ante mi presencia.

Se aleja dejándome con la ropa interior húmeda. — Por favor sal de mi habitación, mañana firmarás el contrato.

— Eres una maldita Bestia sin corazón. — se me cristalizan los ojos.

— Dime algo que ya no sepa. — se carcajea — Después de tantos años, pareciera que no me conocieras. 

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP