Lianys
La modista termina de arreglar el vestido. Me miro en el espejo y siento un gran vacío en mi corazón, diera lo que fuera porque mi madre esté aquí conmigo. Compartiendo aunque sea un matrimonio falso. Mikhaila ve el exterior desde la vitrina de la tienda absorta en sus pensamientos, una lágrima cae de su ojo azul grisáceo pero inmediatamente se la quita, como si demostrar esa gota fuera una debilidad. Me quito los tacones y camino hacia ella aprovechando que sus hermanas y mamá están viendo sus propios vestidos. — ¿Por qué no estás viendo un vestido para ti? Ella se asusta al oír mi voz y se gira fingiendo una sonrisa. — Ahorita escojo uno, tranquila que no estaré como una loca para tu boda. — Desde antes que me fuera a España ya te estabas comportando muy extraño, puedes confiar en mí para lo que sea Mikha. — acaricio su brazo — ¿Qué tienes? — Nada, no te preocupes. Escogeré el vestido referente a la temática que escogiste. Se aleja de mí con pasos largos, huye de mi interrogatorio pero solo quiero ayudarla. Tengo una pequeña teoría de lo que le sucede pero es mejor que ella misma me lo confiese. Saskia, Sasha y mi tía Arabella aparecen con sus vestidos negros, cada una con diferente diseño. Según lo establecido en la Bratva, mientras que los cónyuges sean sangre rusa lo único que los puede separar es la muerte. Al ser Kaem hijo del Boss y yo hija del Acevveto, en el cual por sus venas corre sangre rusa, mi futuro esposo y yo no nos podemos divorciar. Por lo tanto, como solamente me casaré una sola vez en la vida deseo que mi boda como siempre la soñé, lo discutí con el Underboss y le dió igual, a él solo le importa que firme estos papeles. Es por ello, que todos los invitados estarán vestidos de negro y Kaem y yo, de blanco. Tal vez para él todo esto sea una ridiculez, y quizás sí lo sea pero por lo menos tengo derecho de cumplir este sueño. Arabella me sonríe al verme con el vestido blanco y sus ojos se empañan. — Niñas, por favor déjenme a solas con la novia. — ellas obedecen. Mi tía se acerca y me coge las manos, sonrío junto a ella ya que para mí Arabella es mi figura materna. — Estoy segura que tu madre, esté donde esté, se encuentra muy feliz de que su única hija formará su propia familia. — expresa con nostalgia — Siempre supe que llegarías a tener algo con mi hijo y sé lo difícil que ha sido sobrellevar los cambios de temperamento de Kaem, pero obviando ese tema estoy convencida que tu noble corazón lo curará. — ¿Se notaba mucho mi gusto hacia él? — me sonrojo. — Desde niños querida. — reímos — Pero te voy a dar un consejo. Asiento. — Por más enamorada que estés de él, no le entregues totalmente tu corazón. — su voz cambia a una autoritaria y sombría — Podrá ser mi hijo y lo amo con todo mi ser, pero en su naturaleza está destruir todo a su paso. Incluyendote a ti si no te sabes proteger. Dicen que al lado de un buen hombre, está una fuerte mujer pero en este caso, tienes que llevar un paso hacia delante. ¿Por qué crees que continúo con tu tío? Palmea mi hombro y se retiró a los vestidores dejándome en un abismo lleno de preguntas sin respuestas. La tarde pasó volando organizando todo para mañana. A pesar de que he tenido la ayuda de mi ahora suegra, Saskia y de una organizadora profesional siento que aún faltan algunos detalles. Miro el techo de la habitación acostada en la cama llevando solamente una toalla. Salí de la ducha y me quedé pensando en las palabras de la Reina, durante todos estos años ella y el Boss se han visto más enamorados que nunca. Ni siquiera discuten, tienen veladas románticas al igual que viajes repentinos donde ambos expresan su amor libremente y me alegro muchísimo por ellos, según lo que recuerdo y me ha comentado mi padre, ellos sufrieron mucho antes de poder encontrar la felicidad. No se quisieron volver a casar ya que ambos aseguraron que eso era una maldición para los dos. Viven juntos, todo lo hacen juntos pero la pregunta que ella me hizo no sale de mi cabeza. ¿Por qué crees que continúo con tú tío? Siempre la he admirado por su belleza e inteligencia. Cuando la organización cree que ya no tiene ninguna salida ella sobresale con ideas innovadoras pero sé que ella tuvo que descubrir a lo largo de los años como sobrellevar todo, ¿cómo lo hizo? La puerta se abre esfumando todos esos pensamientos, me levanto enseguida de la cama y la toalla cae sobre mis pies. La mirada felina de Kaem caen sobre mis pequeños pechos. La manzana de Adán sube y baja en su garganta, la cara me hierve de lo sonrojada y avergonzada que me siento. Él se agacha y recoge la toalla, carraspea, me la entrega y se voltea a esperar de que me cambie; por lo que opto a ponerme la primera braga que encuentro, una camisa de chatal y un mono tipo pijama. — Ya puedes voltear. — susurro. — ¿Estabas descubriendo la anatomía de tu cuerpo? — pregunta burlón. — ¿Qué quieres, Kaem? — Aquí tienes el contrato, hermosa. — me entrega el documento en una carpeta — No creas que se me había olvidado. Ruedo los ojos. — No seas tan creído hombre, me caso contigo porque no tengo opción. — ¿Así? — ladea una sonrisa. — Por si mal no recuerdo, me iba a casar con el Sottocapo de la mafia alemana y tú lo prohibiste, ¿quién se quiere casar con quién? Su mandíbula se tensa y empuña sus manos. — Solo firma el maldito contrato. Y sin más preámbulo, sale de mi recámara. Una sonrisa se dibuja en mi rostro y leo el contrato hasta que los párpados pesan y caigo en los brazos de Morfeo. [...] Visualizo el jardín de la mansión Ivanov desde el balcón de mi alcoba. Los invitados esperan mi llegada, a lo lejos distingo la ancha espalda del Underboss que viste un traje a la medida tres piezas color blanco. Unas suaves manos me sacan del trance en el que me encontraba y giro. Arabella lleva un vestido con una abertura en la pierna izquierda y en su pecho en forma de corazón con pedrería plateada, este no es el vestido que vi comprando ayer. — Me lo regaló tu tío. — frunzo el ceño sin entender — El vestido. — Oh. — le regalo una sonrisa de boca cerrada — Tiene un buen gusto. — Desde que me conoció querida. — me guiña un ojo — Todos te están esperando mi niña... — ¿Y mi papá? — Aquí estoy, mi princesa. — se encamina a mi dirección — Por más que no esté de acuerdo con este matrimonio, vi un destello de luz en tu mirada... No dejo que culmine de hablar cuando lo abracé con fuerza. Retengo las ganas de llorar para que no se corra el maquillaje, a pesar de la sobreprotección que Boris ha tenido sobre mí ha sido el hombre que amé, amo y amaré toda mi vida. — ¿Estás lista? — seca su rostro. — Estoy lista.