Capítulo 72: Cuotas de dolor.
El amanecer teñía el cielo de Moscú con franjas pálidas de rosa y ceniza cuando los boyeviki arrastraron a Marcus Hale por segunda vez hacia la sala.
Sus botas militares, ahora sin lustre, dejaban surcos en la alfombra persa. Al ver a Ivanka de pie junto al ventanal, recortada contra la luz incipiente, un déjà vu siniestro le heló la sangre. Pero algo era distinto: la mujer que horas antes había temblado de rabia ahora emanaba una frialdad mineral. Brazos cruzados, mirada perdida en el horizonte como si él fuera un mueble más en la habitación.
— Felicidades, coronel Hale — dijo ella sin volverse. Su voz era plana, un río helado — Acaba de dar un golpe mortal a la Bratva. Uno que nadie más ha logrado. Jamás.
El silencio que siguió fue roto por la risa arrogante de Hale, un sonido ronco que le sacudió el pecho vendado.
— ¿Qué puedo decir? No llegué al cargo de coronel en vano.
Ivanka giró entonces. La luz del alba acarició su perfil, iluminando ojos azules que no reflejaban nada. Ni odi