Todo comenzó con un zumbido leve, una simple notificación en su celular.
Una alerta más entre las muchas que sonaban cada día.
Pero esa vibración no era como las otras.
Era una señal del inicio, de algo oscuro.
Aitana estaba en el estudio, diseñando la nueva carta de colores para la temporada. La mesa estaba cubierta de muestras de esmalte, frascos rotulados con etiquetas manuscritas, recortes con inspiración japonesa y francesa, y fotografías impresas de manos con luz natural. Trabajaba concentrada, como hacía tiempo no lograba, cuando Míriam irrumpió sin golpear.
-Tienes que ver esto -dijo, sosteniendo su celular con las dos manos como si le pesara.
En pantalla, un video editado con música dramática. Aparecía una influencer menor, entre lágrimas, mostrando una manicura rota, diciendo que Aitana la había tratado con desprecio. Luego, un fragmento de audio -mal grabado, manipulado- donde una voz parecida a la de Aitana se reía de "las chicas que se creen famosas por mostrar las uñas".