El día amaneció con una humedad extraña en el aire. Esa sensación pegajosa que, más allá del clima, anticipa tensiones. Aitana lo supo, apenas abrió la puerta del Spa Luna. Había algo que no cuadraba en el silencio de la recepción. Las compañeras murmuraban con discreción, se pasaban el teléfono de una en una, susurrando.
-¿Ya viste lo de Glow? -oyó decir a Noemí-. ¡Otra más! Ese hombre es una máquina de coleccionar chicas.
-Y todas están dispuestas a matarse por él -agregó otra.
Aitana no preguntó nada. Había aprendido a mantenerse al margen... o al menos a fingirlo. Tenía que hacerlo. Por ella. Para su hija.
Sin embargo, cuando vio los nombres en la agenda del día, su corazón dio un pequeño salto: Claudia y Fiorella, promotoras activas de Glow Agency, estaban agendadas con ella, una tras otra.
Tragó saliva.
Iker sabía perfectamente qué días trabajaba ella. ¿Era casualidad o había algo más? Tal vez él estaba jugando sucio. O tal vez... simplemente no le importaba lo suficiente como p