Capítulo 6. Chantaje.
Bruno cerró la puerta tras de sí y le puso el seguro. El clic sonó definitivo.
—Bonito lugar —dijo con sarcasmo, mirando con asco los muebles modestos—. ¿Lo pagaste con el dinero de mi esposa?
—¿De qué estás hablando?
Bruno sacó el papel bancario del bolsillo interior de su saco y se lo lanzó a la cara. La hoja aleteó antes de caer a los pies de Renata.
—Léelo.
Renata lo recogió, temblando. Vio los números. Vio su nombre.
—Cincuenta mil dólares... —leyó—. Bruno, yo no sé qué es esto. Yo no tengo este dinero.
—¡Deja de mentir! —gritó él, acercándose tanto que Renata pudo ver las venas de su cuello palpitando—. ¡Salió de la cuenta de Lourdes horas antes de morir! ¿La obligaste a transferírtelo? ¿La chantajeaste? ¿O simplemente le robaste las claves mientras yo estaba ocupado rechazándote en la terraza?
—¡Te juro que no sé de qué hablas! —Renata retrocedió hasta chocar con la pared.
Las lágrimas brotaron de nuevo.
—¡Debe ser un error del banco! ¡O una trampa! Alguien más debió hacerlo...