Jane Tuell es una hermosa flor venenosa, elegante pero peligrosa y salvaje. Es tan atrayente que a cualquiera hechizaría con solo posar los ojos en ella, cayendo adicto por una mínima pisca de su atención pero si alguien llega a probarla es venenosa y letal como ninguna otra. Atrévete y entra a descubrir la vida de una Tuell.
Ler mais-Tráeme otra copa- le dije al mesero cuando se me acabo mmi Martini.
-En un momento señorita Tuell- esto si es vida. Estar en la playa del caribe tomando el sol en el mejor hotel del lugar sin ninguna preocupación más que de como quedara mi bronceado.
-Señorita Jane- abro los ojos escuchando como tocan la puerta apresuradamente acción que me saca de mi grandiosa ensoñación en las playas caribe.
-Pasa- ordene un poco de malas.
-le llegó una correspondencia de la señorita Bech- entra mi secretaria con un sobre en la mano.
-¿De quién?- pregunte extrañada, Raisa nunca envía correspondencia siempre habla por teléfono y por ahí mismo envía fotos.
-De su amiga la señorita Raisa, dijo que antes de abrirla le hablara por teléfono.
-Déjalo en la mesa y retírate por favor- asiente llevando a cabo mis indicaciones, cuando a cerrado la puerta tomo el sobre blanco mirándolo detenidamente, lo único que dice además de los datos del remitente y destinatario es:
No lo habrás hasta después de llamarme.
Sonreí dejando el sobre sobre de la mesa para tomar mi celular y marcar su número. Me levante de mi asiento para caminar al ventanal cristal de mi oficina donde tengo la gran vista de todo Nueva York.
- Jane hola ¿recibiste el sobre que te envié?.
-Por supuesto que lo recibí, ahora dime que contiene ese sobre para ser tan importante- sonreí, siempre escuchar su voz me hace sentir entusiasmada.
-Te lo diré pero no te alteres- suspira tratando de buscar las mejores palabras. Se oyen en el fondo risas para luego ser cayadas por mi pequeña amiga.
-Solo dilo, nada de lo que tu hagas me molesta- se hizo un silencio de segundos para luego escucharla tomar un gran respiro.
-Me voy a casar- grita de lo más emocionada por lo que quito mi celular de mi oreja.
-¿con quién?- pregunté aturdida.
-¿cómo que con quién?, por supuesto que con tu hermano Damián Tuell- camine hasta mi asiento sentándome por la “gran sorpresa”, esto no es fácil de procesar.
-¿Y él está de acuerdo?- se oyen de nuevo risas, la conozco tan bien que sé que está frunciendo el ceño.
-El me lo propuso hace dos meses- ahora sí que van en serio.
-Wow, hasta que por fin, felicidades Raisa espero y seas feliz- me alegre por ellos, aunque esta noticia pone de pies las cosas estaré feliz si ella lo es y sé que con mi hermano lo será, ese es mi deber como mejor amiga.
- Lo sé, y por eso te necesito, Jane por favor vuelve siquiera hasta que me case- talle mis ojos. Llevo más de dos años viviendo aparte de mi familia en nueva york, llevando las relaciones públicas e internacionales de la corporación Tuell, entre otras cosas pero dejar las cosas aquí e irme no se oye mala idea, siquiera por un tiempo.
-Lo haré Raisa, ya quiero verte por favor cuídate- después de una corta despedida colgué, su historia de amor con mi hermano es impresionante pero lo que es más impresionante es como el tiempo vuela, ahora después de dos años yo he seguido con mi vida aparte de mi familia concentrándome solo en mí, he aprendido a ser toda una empresaria respetada, donde vaya mi nombre es reconocido, yo no es solo por mi apellido. Como también he puesto más ganancias en las manos Tuell.
Con rapidez rasgo el sobre dejando ver una hermosa invitación de boda en colores dorados y negros, me salto todo el cursi contenido para ver la fecha de la boda y maldigo en voz alta. La boda será en una semana y media y apenas me lo informo, cojo el comunicador rápidamente.
-Llama al piloto, quiero el avión listo en una hora y dile a alguien que haga mi equipaje, solo lo necesario. Lo quiero listo ya- tan rápido como responde ordene.
-¿Para donde el vuelo señorita Tuell?- sonreí.
-A casa.
Aleister. -No me convence- Exclama Jane un poco estresada por lo que despegue mi vista de mi laptop para verla discutir sola y en voz bajita, esa es mi señal para dejar de trabajar por hoy y dedicarme a ella. Me levanté del sillón y caminé hacia ella que solo está a unos cuantos pasos míos trabajando, tal y como cada noche me coloco tras de ella y masajeo sus delgados hombros. -¿Quieres un poco de té?- le pregunte al saber que eso la logra relajar. -Por favor- me incline y deje un beso en su mejilla viendo su hermosa cara por última vez para dirigirme a la cocina, al dejar calentando el agua me dirigí al refrigerador buscando algo que sea capaz de cocinar, cuando encontré los ingredientes necesarios los saque y me puse a manos a la obra.
-No puedo hacerlo- dije por segunda vez de los más asustada.- Señorita Tuell, la señora Raisa pide su presencia- negué con miedo.-Ni de coña- no iba a entrar a ese cuarto donde Raisa va a dar a luz para estar junto a ella cuando lo haga, no porque no quiera sino porque me aterra ver cómo sale un bebé por la vagina de mi mejor amiga además de otras cosas, en mi vida he presenciado cosas terribles pero nada como esto y menos cuando una noche antes he visto junto a Aleister vídeos de como nacen los bebés, vídeos que no quiero presenciar en vivo.-Si decide cambiar de opinión puede entrar- se retira la enfermera dejándome de lo más indecisa porque este ataque de nervios me ha dado cuando ya hasta estoy vestida para poder entrar, tengo la opción de quedarme fuera por mi salud mental y no ver imágenes traumatizantes pero recibir toda mi vida reproches más reclamos o entrar y admirar el milagro de la vida para luego pegarme un tiro.-Elige lo que quieras- escuche la voz de Al
Veo como mi padre cuando nos ve sonríe alegremente dejando ver aún más sus arrugas, cuando estamos cerca de él se acerca y me abraza para luego separarse y mirar de arriba a abajo a Aleister que parece que le acaban de decir que tiene que ir a la guerra obligatoriamente, su cara de nervios me da tanta gracia que me dan ganas de tomarle una foto pero me abstengo.-Veo que sigues intacto, por ahora- le habla con un tono serio, muy raro de mi papa que adora a Aleister y parece que desde el momento uno lo aceptó como uno más.-La cuido muy bien como ustedes me aconsejo- observe como la manzana de adán de Aleister se mueve para luego mirar a mi papá con desconcierto por dar consejos tan absurdos, parece que no sabe cómo es su hija pero lo que sí me desconcierta totalmente
-Vamos, ya es hora que de habrás tus ojitos- hice una mueca al sentir como besaba mi cara y murmuraba palabras dulces.-Cállate y duérmete- me voltee hacia el otro lado para que dejara de interrumpir mi sueño.-Vamos mi cielo, tenemos que ir a la casa de tus papás- al terminar de hablar sigue besando mi espalda, al parecer está muy emocionado de que lo hayan invitado por primera vez a el infierno. M
Veo a Aleister de espaldas tan quieto como estatua, seguramente me está esperando, me siento estúpida por lo que voy a hacer pero prefiero hacerlo a quedarme con las ganas. levante mis brazos y tapo con mis manos sus ojos o bueno mejor dicho tapó sus lentes haciendo que se alteren. -¿Quién crees que soy?- pregunte con una sonrisa que se vería borrada de inmediato por sus estupideces. -La pelinegra que me coqueteo hace unos minutos- asegura, se me va toda la alegría, lo sabía es todo un ojo alegre. -No me rete señor Thenny- toma entre sus manos las mías cuando las voy a quitar de su cara y al darse la vuelta me envuelve en sus brazos. -Cuando hablas con ese tono logras estremecerme completamente, siento me lanzaras a
Abrí la puerta a la par con alegría y camino a la sala viendo a mi familia ahí. Raisa está tejiendo un gorrito para mi futuro sobrino, mi madre y padre hablan con entusiasmo mientras mi padre le hace cariñitos como un adolescente y el antipático de Damián lee unos papeles al lado de su esposa, al escuchar el ruido que hacen mis tacones al caminar voltean y me dan una mirada para volver a lo que están haciendo como si nada, se me borra la sonrisa.-He llegado, buenos días- me paró al frente de todos esperando siquiera un "buenos días" pero ellos nuevamente me miran po
Último capítulo