La revelación de Hywell en la ducha, esa negación rotunda, resonaba en la mente de Jade sin cesar.
"No fui yo", había dicho.
Si no fue Hywell quien la salvó de Robert en aquel callejón, ¿entonces quién?
Esa voz, esa sensación de protección, la palabra "Mía"... todo había encajado perfectamente con la imagen de Hywell. Ahora, todo estaba deshecho. Pudo haber sido Liam, pero ¿cómo habría sabido Liam dónde encontrarla, en qué callejón oscuro de la vasta ciudad de Los Ángeles? Moría por preguntarle, por aclarar esa confusión que ahora ensombrecía un recuerdo tan fundamental, pero no podía. Liam estaba lejos, y la última vez que lo vio, la había sentenciado al olvido. Eran enemigos, al menos en su mente.
Hywell también notó la sombra en los ojos de Jade.
Aunque el amor que compartían era un faro, la duda sobre aquel momento crucial se había instalado. Él mismo se preguntaba con una intensidad inusual qué había sucedido realmente esa noche. No podía recordar haber estado allí, ni haber dich