Jade inclinó su cabeza sobre su brazo y gimió sobre su camisa. Jade le suplicó que la cogiera, que la tocara, que la penetrara con sus dedos o al menos la dejara tocarse para saciar la excitación, pero Phoenix se lo impidió y le dijo que su juego apenas comenzaba. Los pezones de Jade estaban tan endurecidos, que vibraba solo con el roce del saco de su amo. Y cuando un nuevo goteo se desprendió de su vagina, Hywel apagó el huevo unos minutos. Disfrutaba mucho torturándola de formas sexuales.
Hywel la enderezó y le dijo que subiera al yate.
Hywel empujó a Jade por el coxis para que caminara a la zona inferior donde se encontraba la habitación principal y un par más para el personal. El yate era blanco con el nombre Phoenix en enormes letras doradas y cursivas. Toda la madera se veía pulida, al igual que el piso. Era un espectáculo de yate, así como la enorme cama cuando Phoenix cerró la puerta. Phoenix le quitó el saco de los hombros y descubrió su cuerpo. Aun llevaba los guantes blanco