579. UNA CONFESIÓN DESCONCERTANTE
FABRIZIO:
El Don se ríe, abraza a su esposa, a su hijo y se marcha feliz con todos sus hombres. Solo Giovanni y yo, junto a mis hermanos, nos quedamos mirando pensativos a Ellie, que poco a poco recobra el conocimiento. Mira aterrada a Roberto muerto a su lado y sigue llorando.
—¿Ellie, sabías que Roberto no es tu padre biológico? ¿Sabes por casualidad de quién eres hija? —pregunté, queriendo de alguna manera salvar a esta chica, ya que está embarazada.
—Sí lo sabía —respondió, tratando de encontrar algún hilo de cordura en ese abismo de violencia—. Y no sé quién es mi padre. ¡Jarret, cretino! ¿Por qué tuviste que decir eso?
Jarret no pudo contener la sorpresa y tensó sus músculos. Tragó saliva y comenzó a hablar, mirando a la mujer con una suavidad que contrastaba con la expresión fiera y llena de odio de Ellie.
—Para salvarte, amor —contestó Jarret con ternura—. Díselo: eres la hija de Rosalía, la exesposa de Giovanni, no del traidor Roberto.
—¡Estúpido! ¿No te das cu