507. EL DETECTIVE COLOMBO
Después de dar la orden de actuar, yo mismo salgo por la puerta trasera de la galería de Fiorella. Me acerco sigilosamente y le apunto al desgraciado en la frente. Abro la puerta y lo saco a empellones. Fabrizio, junto con los demás, ya han agarrado a los otros y se acerca. Le pasa lo mismo que a mí: no lo puede creer.
—¡Desgraciado! —dice, y le da una enorme patada en el estómago—. ¡Suelta todo ahora mismo o mi Giovanni no dejará nada de ti!
—¡No, por favor, no llamen al Manitas! ¡No lo llamen! ¡Lo diré todo, todo! —dijo de pronto el desgraciado—. Tienen que ir corriendo a salvar a Coral. Los de la Orden la van a agarrar ahora mismo; se la van a llevar en un helicóptero, ¡ya están atacando! ¡Matarán a todos sus hijos!
—Fabrizio, tírenlo en un auto y vamos. Me temo que lo que dice es verdad; ya yo lo había sospechado —le digo—. Nos toma diez minutos llegar.
—¡Vamos! —ordena Fabrizio, y nos montamos en los autos, no sin antes mandar a Salvatore y a Fiorella bien custodiados por Filipp