Es ella, Colombo. Lo sabes. Es ella, pero ¿quién demonios es realmente? Dejo escapar un suspiro, no por frustración, sino porque percibo el alcance de su postura. No va a ceder tan fácilmente; lo tiene claro. Me pongo de pie, listo para retirarme, pero antes de decir algo más, sus labios esbozan una leve sonrisa.
—Gracias, señora Lena. No se va a arrepentir. No es con Giovanni con quien tiene que reunirse, será con Carlos, el menor de ellos, quien dirige la agencia —le explico y veo un casi imperceptible gesto de incomodidad en su rostro. —Muy bien, no hay problemas —contesta, tratando de sonar firme y segura, pero no lo logra. Así que le doy otra información. —Giovanni es quien dirige las ventas de los autos, si le interesa. —¿Las ventas? —pregunta, con un destello diferente en su semblante. Ahora sí estoy seguro: es ella. —Disculpe la indiscreción. ¿Cómo se hizo esa cicatriz en su frente? No me tome a mal, es que una querida amiga nuestra tiene una igual.