Hace mucho tiempo que Coral desapareció sin dejar rastro. Maximiliano lleva días sintiéndose vigilado. Cree que es su padre quien lo está cuidando, por ello no toma muchas precauciones. Son las once de la noche cuando sale de su club; va solo al parqueo, cuando de pronto alguien lo golpea en la cabeza y lo tiran en el maletero de un auto.

Cuando abre los ojos, está en un garaje y dos tipos con las caras vendadas le están haciendo un video mientras hablan a la cámara.

—¡Coral, o te entregas o tu lindo gatito será comido por los perros! —dice uno de ellos.

Y muestran a muchos perros encerrados al final de la habitación, listos para saltarle encima. Maximiliano sonríe sin dar a entender que despertó; no es la primera vez que se encuentra en esta situación. Espera pacientemente, sin delatarse. Recorre el lugar con la mirada, no ve a nadie más. Solo observa un carro