360. LA VISITA DE MAXIMILIANO
Hace una semana que sucedió el accidente. Coral sigue dormida y Maximiliano se está recuperando muy bien. Cada noche le pide a Vicencio que lo lleve a ver a Coral.
—Thea mu, sé que me escuchas. Despierta, te lo perdono todo. Sé que no quisiste hacer eso. Tanto Fiorella como yo no te estábamos engañando; ella me suplicaba que no te fuera a hacer daño —habla en un susurro a su lado—. ¿Sabes? Después de hablar con ella, mi corazón y mi mente se aclararon. Pude darme cuenta de que sí, que la voy a amar toda la vida, pero no como a una mujer, sino como a la prima de mi novia. Me gustas, Coral, y me he enamorado de ti, aun sin saberlo. Cuando Fiore me tomó las manos, me di cuenta de que su toque no me provocaba el placer que me provocan tus manos cuando me tocas. Despierta, Thea mu, te estoy esperando. Solucionaremos todo juntos. No puedo dormir, extraño hacerlo a tu lado.
—Maximiliano —lo llama Vicencio.
—¿Qué dice el doctor, Vicencio? —pregunta Maximiliano enseguida.
—No saben por qué aún