337. DOMINANTE Y POSESIVO
Gerónimo, a pesar de estar visiblemente preocupado por su hermano, notó un ligero cambio en Cristal. Parecía más tranquila, como si aquella espina de disgusto que había sentido horas antes hubiera desaparecido. Sin embargo, él decidió no preguntar. Había aprendido a no hurgar cuando no era necesario; su experiencia con Cristal le había enseñado que lo mejor era dejar que las cosas fluyeran.
—¿Puedes ayudarme de nuevo, por favor, Cielo? —le pidió intencionalmente, observándola con esa expresión ligera que usaba únicamente cuando quería relajar el ambiente. En el fondo, Gerónimo disfrutaba que Cristal lo obedeciera. Le gustaba esa sensación de complicidad tácita entre los dos, esa forma en que ella, sin pensarlo demasiado, siempre terminaba acudiendo a él.
Cristal viene rápido y comienza a desnudarlo,