Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl amanecer parecía más lento aquella mañana.
El avión descendía entre nubes teñidas de dorado, y el paisaje de su país —tan familiar, tan lejano en la memoria— se desplegaba bajo ellos como un sueño que volvía a ser real. Emma pegó la frente al cristal, observando los campos que alguna vez habían dejado atrás, y sintió cómo una ola de nostalgia le apretaba el pecho.
A su lado, Alejandro dormía con la cabeza recostada contra el respaldo, la chaqueta desabrochada y una serenidad que solo el cansancio podía regalar. El vuelo había sido largo, pero el viaje… el viaje había sido mucho más que eso. Era el regreso después de haber sobrevivido al exilio, al miedo, a la distancia y a las sombras que casi los devoran.
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