NERYA
Cuando abro los ojos, el mundo es gris.
No borroso. No oscuro. Simplemente… gris. Como si la luz hubiera perdido su valor. Como si todo a mi alrededor dudara en existir.
Primero siento la sábana. Luego el calor de un cuerpo. Luego una mano sobre la mía.
Liam.
Él está ahí.
Silencioso. Presente.
Respiro.
Es difícil.
Mi estómago está enredado, mi garganta apretada, y mi corazón late con un peso extraño. Como si cada pulsación intentara hacer regresar algo que quiero olvidar.
— Estás despierta.
Su voz es baja. Cansada. No ha dormido. Lo siento.
Giro la cabeza hacia él. Tiene los rasgos tensos, los ojos enrojecidos. Intenta no parecer preocupado, pero su silencio está cargado de preguntas. Demasiadas preguntas.
Y yo no sé por dónde empezar.
Cierro los ojos un instante. Tal vez si los cierro con suficiente fuerza, podré borrar la noche. Borrarlo a él. El grito. El nombre. Pero no.
— ¿Qué pasó? —pregunta suavemente.
Me deja la elección. Mentir. Minimizar. Huir.
Pero estoy demasiado can