Promesas y Compromiso

La noche avanzaba lentamente en la habitación. Callum la sostuvo cerca de él, entregado, como si cada instante pudiera compensar los meses de ausencia, de miedo y de distancia que los había separado. Sus manos recorrían con delicadeza cada curva de Aurora, cada señal de su embarazo, cada estremecimiento que le recordaba que aquel hijo no era solo suyo, sino un vínculo vivo que los mantenía unidos.

Cuando el cansancio la venció y su respiración se hizo profunda y tranquila, después de hacerle el amor de nuevo, Callum permaneció unos minutos más observándola. Su pecho subía y bajaba lentamente, su rostro relajado, pero marcado por la vulnerabilidad que le hacía irresistible. Por primera vez desde hacía semanas, la vio realmente en paz, aunque fuera solo por unas horas.

El peso de la realidad se coló en su mente. Evan regresaría pronto y no podía saber que él había estado allí, en su casa, reclamando lo que era suyo por derech