POV de Hugo

Desperté con una presión en el cuello, como si una mano invisible me estuviera hundiendo.

No era una mano humana: era el aire mismo.

La atmósfera pesaba, densa, saturada de recuerdos rotos.

Fragmentos que venían y se iban —a veces una imagen, a veces una explosión entera.

Esta noche regresaron más fuertes que nunca.

Lyra estaba sentada frente a una mesa pequeña, con una taza de té ya fría entre las manos.

Me observaba como quien espera una respuesta que lleva años guardada.

—¿Puedes quedarte aquí un rato? —preguntó sin emoción.

Me incorporé con esfuerzo; mi cuerpo todavía se sentía como después de una batalla.

—Entraron al mercado —dijo Lyra—.

La gente empieza a hablar.

El Consejo se mueve rápido.

Nosotros también deberíamos hacerlo.

—Lo sé —respondí.

Las palabras pesadas siempre suenan huecas cuando salen de mi boca.

Lyra dejó la taza y su mirada no se suavizó.

—Deja de esquivar las cosas, Hugo.

Clara sabe más de lo que creíamos.

Y sabe sobre… aquella noche. Al menos, una