POV de Hugo
Han pasado tres meses desde que la luna desapareció.
El mundo aún aprende a dormir en la oscuridad, sin la luz plateada en el cielo.
La gente llama a esta época La Era del Silencio.
Pero para mí, el silencio nunca fue un problema. He vivido bajo él toda mi vida.
Ahora vivo en un pequeño pueblo junto al lago.
Edificios antiguos de ladrillo, olor a madera húmeda cada mañana, y el canto de los pájaros que aún ignoran que el mundo casi terminó.
A veces trabajo en un viejo taller, reparando relojes o herramientas de hierro —un oficio sencillo que mantiene mis manos ocupadas mientras mi mente sigue en calma.
Cada amanecer me despierto antes de que salga el sol.
No sé por qué, pero siempre miro hacia el oeste, hacia el punto donde solía aparecer la luna.
Y cada vez que lo hago, el pecho me pesa.
No es dolor. No es tristeza.
Es más bien… la sensación de haber perdido algo cuyo nombre nunca supe.
A veces sueño.
Con una mujer de ojos plateados que me sonríe entre los árboles.
Su ros