POV de Clara
El aire alrededor del portal lunar se siente extraño.
No es frío, no es cálido.
Es como si el mundo se detuviera un instante para observar quién se atreve a cruzar.
Estoy bajo la luz plateada que cae del cielo, y lo admito: tengo miedo.
Pero no del Consejo.
Tengo miedo de mí misma.
Hugo está detrás de mí, su voz ronca.
—No tienes que entrar.
—Tengo que hacerlo —respondo rápido—. Todo lo que necesito saber está ahí.
Lyra da un paso adelante, sus ojos brillan con una luz tenue.
—Clara, ese no es un lugar para humanos.
—No soy humana —digo con calma.
Nadie puede contradecirlo.
Es la única verdad entre todas las mentiras que nos hemos contado.
El portal late despacio, como si respirara.
Y en mi cabeza, una voz —no sé si es Sofía o algo más— susurra:
«Da un paso. Te están esperando.»
Avanzo, pero Hugo me sujeta de la muñeca.
—Si entras, no puedo prometer que regreses.
Lo miro.
—¿Desde cuándo puedes prometer algo?
Guarda silencio.
Su respiración es áspera.
Sé que quiere decir a