POV de Hugo
La lluvia había cesado, pero mi ira no.
Erica estaba sentada en el sofá frente a la chimenea, con una expresión satisfecha, como una niña que acaba de romper un vidrio y espera ser regañada.
Clara se mantenía al otro lado de la habitación, cabizbaja, aún pálida después del incidente.
—No sabía que podías reemplazar a Sofía tan rápido —dijo Erica con sarcasmo.
—Basta —respondí con frialdad.
Ella soltó una risita. —Oh, ni siquiera he empezado. Al Consejo le encantará saberlo: el último guardián del clan se ha enamorado de su propia secretaria.
La miré con frialdad. —Si una sola palabra sale de tu boca, te aseguro que nadie alcanzará a oírla.
Erica se puso de pie, desafiante. —¿Crees que puedes amenazarme, Hugo? ¿Después de todo lo que he hecho por este clan?
—No has hecho nada más que causar problemas —repliqué.
Bufó y luego miró a Clara. —Y tú —dijo con voz afilada—, ni siquiera sabes quién eres en realidad. Pero no te preocupes, querida. Pronto lo sabrás.
—Fuera —dije sin