Mundo ficciónIniciar sesiónEl recuerdo de aquel encuentro seguía persiguiéndome como una sombra obstinada que se negaba a disiparse. Pasaban los días y aún podía sentir la fuerza de sus labios contra los míos, la urgencia de su tacto, la manera en que me arrebató la respiración.
Nunca había vivido algo tan intenso, tan abrumador, tan imposible de olvidar. A veces lo revivía con una claridad que me resultaba casi dolorosa; otras, me parecía un sueño lejano, una fantasía que mi deseo había inventado. Porque lo que ocurrió aquella noche rozaba lo irreal. Pero,, junto a la emoción, siempre venía la inquietud. Una espina clavada en mi conciencia. Él había sido claro, brutalmente honesto: los rumores eran ciertos. No eran exageraciones de enemigos resentidos, ni habladurías sin fundamento. Eran verdades. Su verdad. Y yo no podía ignorarla. No podía olvidar que era capaz de envenenar con la misma facilidad con la que alguien prepara un té. Aunque no siempre fues






