Aunque han pasado apenas unos días desde que llegué al palacio, mi corazón se siente como si fueran meses. Ha sido tremendamente difícil adaptarme a esta nueva rutina; de hecho, todavía me cuesta. No es sencillo empezar a estudiar tantas cosas nuevas al mismo tiempo. A veces siento que no tengo ni un respiro, porque apenas termina una clase y ya comienza otra.

Despertar en un lugar tan cómodo ha sido quizás una de las mejores cosas de estar aquí, junto con la deliciosa comida que puedo saborear cada día. Sin embargo, no puedo evitar preocuparme por mi familia. La incertidumbre de no saber cómo están o qué podría estar ocurriendo con ellas me pesa enormemente.

Por esa misma razón, hoy, al tener aparentemente el día libre, decidí dirigirme a la biblioteca en cuanto terminé de desayunar. Recordé que Catherine, en una de sus clases, mencionó que podía ir allí cuando quisiera. Con su ayuda, llegué al lugar; me dejó en la entrada antes de marcharse a