Mundo ficciónIniciar sesión—No sé exactamente la razón, pero últimamente luces radiante —susurró Leah a mi izquierda, inclinándose un poco con una sonrisa curiosa—.
—Simplemente estoy feliz —respondí con sinceridad—. Me siento muy a gusto aquí con todos ustedes. —Qué adorable eres —dijo Rose desde mi derecha, dándome un leve empujón con el hombro, intentando suavizar el ambiente. —Deberías darle algunas lecciones a Rose —intervino Esther, con su tono cortante de siempre—. A pesar de ser princesa, carece por completo de encanto femenino. El comentario cayó como una piedra en un estanque tranquilo; el eco se sintió en toda la mesa. Nadie se sorprendió demasiado; las provocaciones de Esther hacia Rose eran un espectáculo recurrente. Pero eso no hacía que fueran menos hirientes. Algunos intercambiaron miradas nerviosas, anticipando lo inevitable: otra discusión más que amenazaba con salirse de control. —Aquí vamos de nuevo —susurró Angel,






