Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio en el comedor se volvió absoluto, pesado, casi tangible.
Todos conteníamos la respiración, expectantes, atrapados entre la curiosidad y la tensión que flotaba en el aire. Cada mirada se dirigía hacia la emperatriz, como si temieran interrumpir incluso su respiración. —Ha pasado un tiempo desde la última vez que hice esto, así que seré rápida —dijo ella con su tono firme e inquebrantable—. He decidido nombrar a un nuevo favorito. Por un instante, el aire pareció espesarse, cargado de electricidad. Las miradas comenzaron a cruzarse en la mesa: algunas sorprendidas, otras interesadas, muchas llenas de especulación. Pero yo… yo sentí que el estómago se me encogía en un nudo tan apretado que me costaba respirar. ¿Por qué? ¿Por qué unas simples palabras me hacían sentir tan perturbada? No debía importarme.No debía afectarme así. Y, sin embargo, la angustia se enredaba






