Mundo de ficçãoIniciar sessãoMi respiración se aceleró.
El corazón martillaba en mi pecho con fuerza mientras una punzada de pánico se apoderaba de mí. En cambio, ella se mantenía serena.Increíblemente serena. Su quietud en medio del caos me desconcertaba. ¿Cómo podía mantenerse tan tranquila frente a un peligro tan evidente? —Quédate detrás de mí —dijo con voz suave, casi maternal—. No te preocupes, todo estará bien. Me dedicó una sonrisa fugaz, un gesto tan breve que apenas si tuve tiempo de notarlo antes de que se desvaneciera por completo. En ese mismo instante, desenfundó su espada con un movimiento fluido y preciso. Ni yo, ni los hombres frente a nosotras lo vimos venir. Se lanzó sobre ellos como una tormenta. Cada uno de sus movimientos era una danza mortal. No hubo dudas, no hubo vacilaciones. Solo acero y sangre. Su espada se convirtió en una extensión de su cuerpo, cortando el






