Todo el mundo esconde un secreto, a veces ni siquiera es porque quieres hacerlo, sino porque las circunstancias así te lo hacen creer. Algunos son por timidez, otros por miedo, incluso hay algunos que hasta te causan dolor, pero lo que tienen en común todos y cada uno de ellos es que tarde o temprano salen a la luz. El primero de todos se trata del enamoramiento clandestino de Milena, ella estaba atraída por una de sus amigas y quería confesárselo esa misma noche.
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El pueblo de Ozreo, ubicado en una provincia de Argentina es donde está el foco de toda esta historia. Las fechas festivas es lo que mantenía el lugar con vida y a los ciudadanos tan felices, ellos disfrutaban de cada festival y cada fiesta, aunque a la mayoría de las personas de edad adulta no les importaba el día de Halloween. Ese día en particular era de los jóvenes, ellos organizaban una fiesta donde todos se divertían y especulaban sobre sus disfraces durante semanas y semanas previas. Este año no fue una excepción, un grupo de amigos del último año organizó una gran fiesta para todos los chicos del pueblo que quieran asistir, este era un fin de semana largo y ninguno tendría que ir a la escuela por los próximos tres días.
No era una noche donde comúnmente reinaba el romance o era la celebración del amor, pero una de nuestras protagonistas había decidido que esta noche le confesaría su amor a una amiga de la que tanto se había sentido atraída este último tiempo. Si, aquella muchacha tímida quería decirle a una de las chicas más populares de la escuela y del pueblo entero que quería salir con ella, una que probablemente aún siga teniendo sentimientos por su ex novia.
Demasiado arriesgado ¿No?
Pov Milena
No era muy amante de las fiestas, generalmente cuando tienes que ir a un pueblo como este o cerca, conoces a la mayoría de las personas y no es que sea muy agradable precisamente. Estamos a finales de cuarto año y se podría decir que a medida que van creciendo, los chicos de mi curso cada vez son más idiotas, pero aún soporto a algunos.
Los hermanos Davis, un par de gemelos que están a punto de graduarse, acaban de organizar una fiesta en su casa, por lo que todos los chicos del pueblo mayores a dieciséis estarán allí. Mi mejor amiga me convenció de ir para festejar Halloween, por lo que me pareció divertido buscar un disfraz y ver si lograba ver a Lucrecia. Siempre había tenido un fuerte crush con ella desde que comencé a hablar en segundo año, ella era agradable y divertida, pero jamás me vio de otra forma que no sea amistad.
Alex es mi mejor amiga desde que tengo memoria, nos conocimos desde bebés porque hemos nacido en el pueblo y nuestros padres son amigos. Nos habíamos pasado toda la tarde en la tienda de disfraces del otro pueblo para conseguir lo que queríamos. Por mi parte opté por Jazmín, la princesa de Aladdin, película que me encantaba y debo decir que me quedaba muy bien. Alex eligió el de gatúbela, era un traje de látex ajustado a su cuerpo que realmente le quedaba fantástico, la máscara le daba el toque.
Volvimos a casa y nos despedimos, recordando que tendría que ir en unas horas para simular que me quedaría a dormir con ella. A mamá no le gustaba que saliera a muchas fiestas y mucho menos si esa estaba en el otro pueblo, por lo que decidí escaparme en cierto modo antes de que ella me diera la negativa.
—¿A qué hora volves mañana? —pregunta mi madre
—Quizás en la tarde, sabes que hoy nos quedaremos mirando algunas películas —fingí mi cara inocente y ella me sonrió
—Bueno, pero recuerda que iremos a la casa de tu tía y no estaremos ¿Tienes las llaves?
—Si, mami —sonreí—. Nos vemos cuando vuelvan, te amo.
—Solo tienen que llamarme si necesitan algo, sé que los padres de Alex no estarán en la casa hoy.
—Si, pero estaremos bien. ¡Adiós!
Antes de que me hiciera cualquier tipo de pregunta comencé a correr como una desquiciada hacia la otra punta de la calle. Un pequeño detalle es que Alex vivía a solo unas casas de distancia, pero como mi madre y mi padre salían hoy, no nos iban a ver huyendo por ahí.
—No me gusta mentirle a mi madre —hago una mueca en cuanto veo a mi mejor amiga esperando en la puerta.
—Tampoco a mi. ¿Deberíamos quedarnos? —pregunta—. Ella me da miedo enojada.
—Ellos ni siquiera se van a enterar. Mis padres se van a cenar y los tuyos no están, volveremos antes que ellos. —Alex suspira.
—Si, pero igual. Nunca nos escapamos.
—Siempre hay una primera vez y es por una buena causa.
—Esa única buena causa es que veas a Lucrecia —hace una mueca
—No actúes como si no fueras a ver a muchas personas lindas allá. Y nunca voy a entender porqué no te gusta Lucrecia —pone los ojos en blanco.
—Te dije un millón de veces que ella me cae bien, pero no creo que sea una buena chica para que estés en una relación.
—¿Alguna vez tuviste una relación con ella como para saberlo? —cuestiono
—No, pero ya la conoces. Sabes que ella...
—Lo rumores de que engañó a su novia solo son rumores, termina con eso. Ahora está soltera, tampoco tiene que ser una santa ¿Está bien?
—No voy a discutir con vos sobre esto, ya lo sabes todo. ¿Porqué mejor no vamos a jugar un partido a la play?
Es cierto, discutimos algunas veces sobre Lucrecia porque Alex piensa que ella no es una buena candidata para estar con alguien, pero no puedo evitar que me guste de todas maneras. En este pueblo suelen decirse muchas cosas y que ella haya estado con alguien mientras estaba de novia jamás fue probado, pero ellas si se separaron. No sé que decir, su novia me caía bien, pero me siento mal por alegrarme por su ruptura.
Como sea, estuvimos toda la tarde jugando a la play para que el tiempo pasara, estaba bastante nerviosa por todo lo que pasaría más tarde. Alex cocinó unas pizzas y tomamos una cerveza para arrancar la noche. Tuvimos que empacar los disfraces en una mochila e ir caminando hacia la casa de Lucrecia, ella nos había invitado para ir todos juntos, sus amigos también irían.
En la puerta de su casa fue que mis nervios comenzaron a salir a flor de piel, estaba a solo unos minutos de verla de nuevo, hacía varios días que no teníamos clases y no la vi por el pueblo tampoco. Cuando tocamos el timbre ella nos recibió con una sonrisa y tan hermosa como siempre. Se había puesto un traje de militar, una gorra en conjunto y el cabello recogido.
Suspiro mientras la miro, sus ojos celestes siempre me han cautivado y siento como mi corazón late cada vez que la miro de reojo. Sus amigos son agradables, ellos me invitaron a comer de la pizza que habían preparado, pero no quise.
Para ser sincera, luego de ese momento ella no volvió a hablarme y no porque estuviera enojada ni mucho menos, sino porque sus amigos habían comenzado a llegar a su casa, sacándola de mi lado. Si tenía suerte, quizás hoy le hablaría desde lejos y podría cruzar más de dos palabras sin que nos jodieran la existencia. Y como si fuera poco, sus amigos eran diez, obligándonos a separarnos en dos autos y por supuesto que ella fue al otro.
No era tan lejos la fiesta, solo unos kilómetros saliendo de nuestro pueblo. Se podía notar a millas dónde era, porque las luces y la música se notaba desde lejos y también la cantidad de personas. Alex me mira y sonríe, sabe que estoy nerviosa, aunque intento mantenerme y caminar hacia la entrada. Lucrecia habla con una de sus amigas y de un momento a otro todos comienzan a dispersarse mientras que ella aún continúa a mi lado, por lo que nos dirigimos a un sector que tiene una pequeña mesa y es ahí donde nos quedamos con nuestras bebidas.
Okey, este es mi momento y Alex lo sabe, porque se disculpa con nosotras y va a buscar un trago con la excusa de que también vio a nuestro grupo de amigos a lo lejos y se tardará un buen rato. Tengo que tomar una larga respiración antes de tomar el valor para hablar, pero todo queda en el aire cuando un chico llega hacia nosotras y la mira.
—Hola hermosa ¿Querés bailar?
Creo que estoy a punto de reírme porque este chico está intentando coquetear con ella cuando es abiertamente lesbiana desde hace años, pero mi risa queda suspendida cuando ella le sonríe de la misma manera.
¿Qué es lo que está pasando?
—Claro. Ahora vuelvo, bebé —me dice antes de tomar la mano del chico y alejarse.
La miré mientras se levantaba y tomaba la mano de aquel rubio como si yo no existiera, como si jamás se hubiese sentado conmigo a tomar algo. Me quedé estática por unos momentos, pensando en porqué Lucrecia querría bailar con un chico, ella era abiertamente lesbiana y le estaba coqueteando incluso a él.
Definitivamente tengo una mala suerte terrible, está bailando y sonriendo con él incluso cuando creí que solo le gustaban las mujeres. Este tiene que ser uno de los peores momentos de mi vida amorosa, tener que ver como la chica que te gusta está hablando con alguien más es horrible.
—Hola —saludó un chico moreno a mi lado— ¿Cómo te llamas?
—Milena ¿Y vos?
—Gabriel —sonrió de lado
En el mismo momento que le devolví la sonrisa, sentí como unos ojos me estaban observando desde lejos y cuando me di la vuelta, era ella. Esto fue inesperado, pero no la veo muy contenta con el hecho de que este chico se acercara.
¡Estaba segura que moría de celos por verme con alguien más!
¿Porqué Lucrecia no lo admite de una buena vez?
Sería bueno que ella dijera algo como eso, nos ahorraríamos tanto drama y podríamos al menos intentarlo, pero sigue actuando como si no pasara nada. Odio eso.
—Te ves increíble, me gusta tu disfraz... —salí de mi trance para mirar al chico que estaba a mi lado, pude notar que tenía sus ojos azules, que hacían juego con su traje de policía.
Debo admitir de que es lindo, si, pero no me gustan los chicos. Incluso ver sus ojos me hacían acordar a Lucrecia, por lo que eso era aún peor.
—Uhm, gracias —sentí como mis mejillas comenzaron a arder.
Estaba terriblemente avergonzada por la manera en la que sus ojos me recorrían y cuando su mirada cayó en mi escote sentí la necesidad de salir corriendo de allí.
—¿Quieres ir a bailar? —preguntó mirándome
No quería para ser sincera, pero podía sentir que ella a me clavaba la mirada y se me ocurrió que al menos podría causarle celos con aquel tipo. Quizás esto sea demasiado infantil o lo que sea, pero quiero probar algo, necesito estar segura de que al menos puedo causarle alguna cosa antes de declararme sin sentido.
Acepté y lo tomé de la mano para bailar lo más cerca de Lucrecia que podía permitirme. Si él se pasaba con alguna cosa, lo patearía en las bolas.
Me distraigo en mis pensamientos y miro a mis amigos a unos cuantos metros, podría ir fácilmente con ellos y ahorrarme esto. El chico está bailando cerca pero ni siquiera tengo ganas de mirarlo, esto es gracioso.
Doy un largo suspiro y miro hacia mi derecha, enfocándome en Lucrecia de nuevo, pero ella ya no me está mirando. Cada vez está más cerca de él y es como si no existiera y esto que pasó apenas unos segundos atrás murió en cuestión de un flash.
¿Cómo un chico con un estúpido traje de gorila podía llamarle más la atención que yo?
Él en cinco minutos había logrado más que yo en dos años, esto es fantástico.
—Ahora vuelvo —le digo al chico frente a mi.
Mientras caminaba hacia la barra de tragos, pensé en que quizás hoy podría permitirme tomar un poco de alcohol aunque no fuera tan frecuente en mi. Mis ánimos estaba por el suelo al darme cuenta de que probablemente jamás tendría oportunidad con ella, prefería estar con un chico, cuando jamás le había gustado uno, a darme un poco de atención a mi.
Quizás Alex tenía razón y Lucrecia no era para mi. No quiero arruinarme la noche completa así que me voy con mis amigos, quiero pasar un buen rato después de todo.
Pov Milena—¿No piensas ir a la fiesta? —preguntó mi madre al entrar a mi cuarto—Quizás si, Alex me insiste en que la acompañe.—Diviértete un rato, te hará bien.—No pienso ponerme el traje de banana, mamá.—Es divertido —rió— ¿Cuál te pondrás?—Tengo uno de Jazmín, de la película Aladdin —sonreí—. Lo guardé por si me daban ganas de ir.—Es la última fiesta antes de que te vayas, deberías ir. No seas pesada.—No es lo mismo sin Selene. Aún no puedo creer que ella ya se haya ido.—Mi amor, eso iba a pasar en cualquier momento. Pero piensa que al menos tendrán la posibilidad de verse cada verano.—¿Pensas que volverá?—Este es su pueblo, ella tiene que volver —sonrió—. Ve a bañarte, Shrek. El baile es en dos horas y no puedes llegar tarde.Sonreí cuando ella salió de la habitación,
Después de aquel torbellino de emociones los meses fueron pasando con tranquilidad.El fin de año estaba a la vuelta de la esquina por lo que el fin de clases se anunciaba muy pronto.Milena y Selene habían afianzado su relación aún más, ellas se llevaban genial y se apoyaban mutuamente. Con lo que respecta a la ojiverde, ella después de algunos días de que la secundaria y el pueblo supiera la verdad intentó hacer como si no hubiera pasado nada y lo logró.Con la ayuda de la psicóloga ella fue capaz de resolver el asunto de otra manera, incluso se atrevió a contestarles cualquier inquietud a los amigos de Milena y también de Lucas.Por cierto, el futbolista se había vuelto su amigo luego de ese acontecimiento, cada día le preguntaba cómo estaba y la defendía de cualquier comentario malintencionado.Diciembre llegó y en su segundo día se palpitaba el partido de fútbol más esperado del pue
¿Cómo estás San? -murmura Agustin. Selene aprieta su puño, clavando la punta de sus uñas en la palma de su mano.-¿Qué necesitas? ¿No tenés nada mejor que hacer que venir a joderme? -le responde mirando directamente a sus ojos.-Me encanta, simplemente me encanta cuando te enojas -ríe-. Y si la pelea es de hombre a hombre me gusta más.-¿De hombre a hombre? -Selene rió irónicamente-. ¿Tu cerebro no tiene capacidad para diferenciar un género de otro?-¿Pero no eras tú la que naciste con un pene y te llamaron Sam? -pregunta Lucrecia fingiendo inocencia.-Si, esa soy yo -le clava la mirada a la rubia.-Vámonos Del, no hace falta -murmura Abi a su lado, intentando tomarla del brazo.-No hace falta que estés chupándole el culo -gruñe Lucrecia- ¡Simplemente no te metas!-Cállate pedazo de mierda, nadie te habla.-Uff, como te atreves a ha
La mañana en el pueblo era tan tranquila y hermosa que no tenía sentido que fuera arruinada por un grupo de amigos drogadictos sin propósitos en la vida.Selene y Milena desayunaban con sonrisas escondidas y besos robados. La ojiverde había podido llevarle el desayuno a la cama por una simple razón: Todos durmieron afuera y ahora no estaban allíPlanearon no ir a la escuela, ausentarse por ese día quizás y solo dormir abrazadas mientras el cielo gris era testigo de su amor. Pero no fue así, ellas tuvieron que levantarse, recordando que Selene no estaba bien en la escuela después de la suspensión y tenía que asistir si o s-¡No podés estar diciéndolo en serio! -Lucas estaba furioso persiguiendo a Lucrecia por la escuela- ¡Termina con esa mierd-Te juro Lucas que si no cerras el pico ahora mismo, terminaré por hacerte sangrar la nari-¡Me importa una mierda! -gritó desesperado- ¡No podés estar diciéndole a todo
Las manos de Selene comenzaron a bajar hasta sus glúteos y entonces los apretó ligeramente. Un suave jadeo salió de ambas y la ojiverde bajó sus labios desde su barbilla hasta la piel de su cuello. Milena cerró los ojos, disfrutando del placer que estaba sintiendo mientras levantaba una de sus piernas para enrollarla en la cintura de su novia y hacer un contacto mayor.Selene gimió sobre su piel cuando Mariana apretó su pierna y acercó ambos sexos, creando una fricción exquisitaUnas pequeñas gotas comenzaron a caer sobre sus cuerpos, haciendo que ellas dejaran de besarse y Selene apoyara su frente contra la de la moren—Vamos a casa, amor —murmur—Solo nosotras tenemos esta mala suerte —dice mordiendo su labio inferio—Si, pero lo bueno es que tenemos la casa libre —besa sus labios y sonríe coquetamente mientras acaricia su muslo—. Vamos antes de que se largue a llover aún más fuertSelene at
Selene había estado todos estos días pensando en eso, pero después del partido terminó decidiendo que lo mejor era terminar con eso. Por eso buscó a Charly, que se encontraba en su garage escuchando música mientras que lavaba su auto. Él parecía entusiasmado y Selene sonrió cuando lo escuchó cantar.—Hey ¿Que haces por ahí? —pregunta con una sonrisa—Uhm, quería hablar... —dice nerviosa.—¿Sobre el club y la propuesta? —Selene asiente—No puedo aceptar —dice después de unos segundos—. No es que no quiera, simplemente me parece que debo darle una oportunidad a equipo de pueblo —suspira—. No fue fácil decidirlo, pero no puedo irme ahora que entramos a la liga y también peleamos por el torneo local. No sería justo.—¿Estás segura? —pregunta mirándola.—Si, lo estoy. No quiero irme ahora, no estoy preparada. Sé que el equipo me necesita, no puedo abandonarlos.—Es un ri
Último capítulo