Capítulo 73. La Sala de Partos.
El vuelo en el helicóptero medico hacia la clínica era una pesadilla para Noah. Acunaba la mano de Amelia, que estaba pálida y semiconsciente, luchando contra las contracciones.
Los paramédicos a bordo trabajaban con frenesí, monitoreando sus signos vitales y los débiles latidos de los trillizos. El sonido de los equipos médicos era una orquesta macabra que resonaba en la cabina.
—¡Amelia, mi amor! ¡Resiste! —susurraba Noah con angustia, besando su frente empapada de sudor—. Estamos llegando, Vas a estar bien y los bebés van a estar bien.
Amelia apenas pudo abrir los ojos, su mirada era suplicante.
—Duele… Noah… los bebés…
El paramédico informó al piloto.
—¡Estamos perdiendo uno de los latidos! ¡Necesitamos aterrizar ya! ¡Urgencia extrema!
La tensión en la cabina se hizo insoportable. Noah sintió que el corazón se le salía del pecho. Uno de los latidos de los bebés, su furia hacia Enzo y Amaloa se avivó hasta convertirse en un fuego devorador.
A los pocos minutos, el helicóptero aterr