No demasiado lejos de allí, una hermosa mujer de rasgos similares a los de Victoria miraba con molestia la pantalla de su móvil, su piel era un poco más blanca que la de su hermana, sus ojos eran de una tonalidad similar, aunque oscurecida, sus cabellos eran casi rubios, y su porte era elegante, una mujer de 32 años que no tenía escrúpulos al momento de conseguir lo que deseaba, mimada en exceso por sus padres y caprichosa a mas no poder.

— Lo ha apagado, esa maldita bruja se atrevió de negarme la llamada, papá tiene razón, esta descarriada. — dijo Vanessa con enojo arrojando hacia la cama del lujoso hotel donde se encontraban su móvil.

Henry la observaba embelesado, Vanessa Bianchi siempre le había gustado desde aquel momento en que la conoció en una cena familiar en el hogar de los padres de Victoria, era hermosa, a sus ojos, mucho más de lo que lo era su aburrida ex esposa, además, era atrevida, caprichosa, una mujer de riesgos siempre en busca de una nueva aventura, lo había enamo