Desconcertada por este hombre tan diferente al que ha visto antes, Giorgia ve cómo les sirve a ambos una copa de champán, relajado y sentado frente a ella al otro lado de la mesa. La cena ha sido estupenda, maravillosa, pero todavía sigue sintiendo que lo que está viviendo es irreal; un sueño, y de vez en cuando, una duda le cruza la cabeza: «¿durará esto o solo será algo pasajero y luego Julian se aburrirá y le dará una patada para desecharla y continuar con su vida?».
Él levanta la vista y la observa mientras le coloca la copa de champán enfrente. Levanta ligeramente una ceja y sonríe.
—Pagaría una fortuna por saber lo que piensas —comenta.
Giorgia sacude la cabeza y sonríe. No va a revelarle a Julian sus inseguridades. Al menos no en este momento; no para arruinar la noche.
—En nada, solamente disfruto de verte en esta etapa.
—¿Etapa? —La ceja de Julian se levanta—. ¿Qué etapa?
—La etapa de «Julian romántico».
Extendiendo su mano por encima de la mesa, Julian agarra la muñeca de Gi