Poder, control, tentación. Es lo que Julian Lerner irradia a su paso por el vestíbulo del hotel. No hay mujer que se resista a voltear a verle. Jóvenes o viejas, altas o bajas, solteras o casadas; todas se giran para echarle una ojeada curiosa y poder admirarle mientras avanza hacia el bar. Se acerca a la barra y se sienta en un taburete de respaldo alto, haciéndole una señal con la mano a John, el chico que atiende el bar, y a quien ha llegado a conocer bien a través de los años. John asiente, sabiendo muy bien qué es lo que él quiere: Bushmills 21 solo. Después de que John le entrega el whisky, Julian se pasa la última hora bebiendo un par de vasos más, intentando averiguar qué decisiones tomar para solucionar algunos problemas por los que su empresa atraviesa. Su mente está dando vueltas en círculos y está a punto de irse del bar, cuando John se acerca con otro whisky. Coloca la bebida frente a él y mueve sus cejas. —Esto, señor Lerner, es de la hermosa señorita. —Estira la
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