El reloj marcaba las 11:03 de la mañana.
La televisión seguía encendida desde temprano. Luciano, con el rostro pálido, estaba sentado en el sofá, sosteniendo una taza de café. Gabriele, en silencio, lo miraba desde la cocina, sin atreverse a decir algo. De repente, en la pantalla apareció el rostro de Azzurra.
—Sube el volumen—. dijo, Gabriele con una voz tensa.
Una periodista sonriente presentaba una entrevista exclusiva con Azzurra Zaharie, grabada unas horas antes. La cámara enfocaba a Azzurra, perfecta en apariencia, con un vestido sobrio y un maquillaje natural muy cuidado. Tenía los ojos ligeramente llorosos.
—Yo... estoy destrozada— dijo. —Me enteré del video como todos ustedes. Jamás imaginé que Luciano...— Hizo una pausa, bajó la mirada y suspiró.
—Mi padre… también fue una sorpresa. No sabía lo que él estaba haciendo con los fondos. Me siento traicionada por el hombre que me dio la vida y por Luciano Vaniccelli, que consideraba el amor de mi vida.
Luciano apretó los diente